“No permitas que lo que no tienes nuble lo que sí tienes.”— Marco Aurelio
Reflexión:
Cuántas veces vivimos como si la vida estuviera en otra parte. En ese “todavía no” que nos promete plenitud cuando logremos, tengamos o se resuelva lo que falta. Sin darnos cuenta, caemos en un hechizo: el de creer que lo que tenemos no es suficiente mientras lo comparamos con una versión imaginaria del futuro. Pero la verdadera escasez no está afuera —está en no saber mirar con aprecio lo que ya es.
Esta frase de Marco Aurelio no es solo un buen consejo: es una forma de recuperar el equilibrio. Cuando lo que falta deja de dominar tu atención, tu mirada se abre. Empiezas a ver que la vida ya está ocurriendo: en una conversación sencilla, en el techo que te cubre, en esa sensación de alivio tras un respiro profundo. Lo ordinario empieza a revelar su belleza, si dejas de compararlo con lo imposible.
Mirar con gratitud no es romanticismo. Es resistencia interior contra un mundo que todo el tiempo te empuja a sentirte incompleto. Es decir: aquí estoy, con lo que hay, y lo honro. Porque lo que hoy parece cotidiano, alguna vez fue un anhelo. Y lo que ahora tienes, si lo pierdes, entenderías su valor. La lucidez consiste en no esperar a perder para agradecer
Una práctica: hoy, detente por un momento y nombra en silencio tres cosas que ya tienes y que son valiosas, aunque las hayas olvidado. Quizás no cambie el mundo. Pero puede cambiar tu forma de habitarlo.
No se trata de negar lo que deseas. Se trata de no cegar el alma ante lo que ya está, silencioso y suficiente, esperándote en el ahora

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