“No es que las cosas sean difíciles lo que impide intentarlas, es que no las intentamos lo que las hace difíciles.” — Séneca
Reflexión:
Muchas veces nos detenemos antes de empezar, convencidos de que no estamos listos o de que el resultado será un fracaso. Ese “no puedo” suele disimular un “no me atrevo”. Séneca nos muestra que la dificultad no está en el camino, sino en nuestra falta de decisión para recorrerlo. Atreverse es desmontar esa barrera invisible que nos impide incluso verificar si podemos avanzar.
El primer paso puede ser pequeño, pero su valor no tiene comparación. Porque se trata de activar el movimiento, de crear dinamismo interno, de reconectar con la fuerza ancestral que habita en cada inicio. Desde esa chispa toma vida la prueba, el error, el aprendizaje y finalmente el triunfo. No necesitamos certezas: necesitamos valor para probar.
La lógica estoica nos enseña que la acción no es el resultado de la valentía; es la valentía misma. Atreverse significa demostrar compromiso con la vida, aun cuando el miedo esté presente. Y cada paso, por mínimo que sea, debilita la muralla que nos separa de lo que anhelamos ser.
¿Qué estás evitando por miedo o incertidumbre? Haz hoy ese primer movimiento —aunque tembloroso— y notarás que lo posible comienza donde te atreves a dar el primer paso.