“El sabio actúa, el necio se lamenta.” — Séneca
Reflexión:
Quejarse es fácil. Culpar, justificar, repetir el mismo relato una y otra vez.
Pero mientras te lamentás… la realidad no cambia. Solo se vuelve más pesada.
El sabio no pierde tiempo atrapado en el “por qué”. Se pregunta “¿y ahora qué hago con esto?”.
Porque accionar, aunque sea en lo pequeño, te devuelve el poder.
No se trata de ser fuerte todo el tiempo, sino de no quedarte atrapado en el lamento.
El primer paso, por mínimo que sea, vale más que mil vueltas mentales.
¿En qué parte de tu vida estás esperando que algo cambie… cuando en realidad estás llamado a moverte tú?